Estamos en las vísperas de un nuevo ciclo lectivo bajo condiciones excepcionales. Debo compartir con los que ya han transitado este período con nosotros nuestra satisfacción de como el colectivo de estudiantxs ha respondido a las limitaciones y han explorado junto a los colegas profesorxs las potencialidades del medio que nos ha vinculado. Los colegas del colectivo de profesorxs han asumido la presencia no solamente de la educación pública; me atrevo a decir que han asumido la presencia del estado ante ustedxs. Las condiciones sanitarias de nuestra Nación aún, por lo menos en el primer cuatrimestre, no permiten el retorno a nuestros talleres. Por suerte vamos a abordar la tarea compartida con cierta experiencia en el empleo de herramientas corporativas en el proceso de transferencia de conocimiento. Es cierto que las condiciones – insisto y creo vehementemente que NO han mejorado – son mas laxas en tanto a compartir espacios y tareas. Esto multiplicará las posibilidades de trabajo y experimentación. No está en mi espíritu ni en el de los colegas fomentar zonas de riesgo (tan solo exponer al estudiantado al transporte público me preocupa), pero así las cosas: nuestra casa no habilita la presencialidad, pero si la industria cultural flexibiliza (si bien bajo protocolos inalcanzables para el estudiante) y estamos, como docentes, ante estudiantes (no alumnos) que tienen edad suficiente para afrontar sus propias decisiones. Pero no bajo nuestras exigencias. La virtualidad nos ha dado soluciones expresivas y comunicacionales; experimentación en medios y herramientas; desarrollos de lenguajes; modelos participativos y colaborativos de producción audiovisual; canales de horizontalización del conocimiento… y lo que me queda, en lo personal, una original intimidad en la distancia física. El 2020 ha sido terrible en lo personal y en el equipo: hemos perdido a nuestro colega y amigo Carlos Trilnick. Eso constituyó, pese a su partida, una reafirmación en la identidad de un proyecto desplegado en el universo virtual de una forma de pensar lo audiovisual que nos ha caracterizado desde nuestros orígenes.
Es mi intención intentar compartir con los que se acercan por primera vez a la Cátedra este sentido de pertenencia. No a un grupo, a un proyecto. Proyecto pensado desde lo que no existe. Eso es para mí, al menos, lo que es proyecto. Otro año que diseñaremos nuestros proyectos. Que desplegaremos la forma pertinente de relacionarnos. Que homenajearemos a nuestro Amigo, que iremos por lo que no sabemos, sobre todo. Mis respetos y agradecimiento a los que permanecen, mi bienvenida a los que llegan, el deseo de buenaventura a los que siguen otros rumbos. Esto es, fue y será la Cátedra Campos Trilnick de Proyecto Audiovisual.
Luis Campos.